
La verdad se desintegra
en el aire del delirio.
Laberinto retorcido,
en el fondo del olvido.
Y en la mitad de la noche,
el terror de estar viva sin sentido.
Sin piedad desfigurame,
Es lo mismo, es igual,
desconozco mi forma real
cuando no estás.
Y cuando llegas,
es como una bendición,
es una gracia suprema
de algún dios encantador,
que adivina mi esperanza
de encontrar en tu mirada
las palabras que me faltan.
foto: Juan Bellagamba
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