Ahí fuera está feo, nublado, con viento, a punto de caer algo del cielo, o agua o sapos. Aunque el sol hizo fuerzas durante el mediodía por asomarse un poco. En breve: espantoso.
Y acá adentro, yo me encuentro... cómo decirlo, empantanada?, en uno de esos estados en que no da. Ni para salir ni para quedarse en casa, ni para el silencio ni para las palabras, ni la conversación con nadie (o con alguien). Es que ni sé qué música quiero escuchar, (algo extraño). Es la insatisfacción poderosa. Es estar enterrado hasta el cuello y decirle al salvador: ¿no tenés otra cuerda?
Me hice un té, y cuando terminé de prepararlo quise mate. Unté unas galletitas con manteca y miel, cuando en realidad me hubiera gustado algo salado! Armé el mate, en el preciso momento en que quería Coca Cola. Y hace al menos dos horas y media que estoy entre bañarme largo y tendido, o en pegarme un baño.
Es uno de esos días, en que imagino, planifico, ideo, hoy sí, hoy sí me pongo a pensar... lo que voy a hacer mañana.
Y no me sale nada de nada.
Hasta escribir cuesta.
Entonces miro por la ventana y ya quisiera yo que hubiera otro paisaje. Por querer otra cosa, no más.
3 comentarios:
ultimamente también le pido al salvador si no tiene otra cuerda...
Jajaja jajaja
Jajaja jajaja
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