"Flores robabas de los jardines de Quilmes"















En mi flor me he escondido


En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú, también allí estuviera...
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.
En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

Emily Dickinson





Para hacer un talismán


Se necesita sólo tu corazón
hecho a la viva imagen de tu demonio o de tu dios. Un corazón apenas, como un crisol de brasas para la idolatría.
Nada más que un indefenso corazón enamorado.
Déjalo a la intemperie,
donde la hierba aúlle sus endechas de nodriza loca
y no pueda dormir,
donde el viento y la lluvia dejen caer su látigo en un golpe
de azul escalofrío
sin convertirlo en mármol y sin partirlo en dos,
donde la oscuridad abra sus madrigueras a todas las jaurías
y no logre olvidar.
Arrójalo después desde lo alto de su amor al hervidero de la bruma.
Ponlo luego a secar en el sordo regazo de la piedra,
y escarba, escarba en él con una aguja fría hasta arrancar el
último grano de esperanza.
Deja que lo sofoquen las fiebres y la ortiga,
que lo sacuda el trote ritual de la alimaña,
que lo envuelva la injuria hecha con los jirones de sus
antiguas glorias.
Y cuando un día un año lo aprisione con la garra de un siglo,
antes que sea tarde,
antes que se convierta en momia deslumbrante,
abre de par en par y una por una todas sus heridas:
que las exhiba al sol de la piedad, lo mismo que el mendigo,
que plaña su delirio en el desierto,
hasta que sólo el eco de un nombre crezca en él con la furia del hambre:
   un incesante golpe de cuchara contra el plato vacío.
    
   Si sobrevive aún, si ha llegado hasta aquí hecho a la viva imagen
   de tu demonio o de tu dios;
   he ahí un talismán más inflexible que la ley, más fuerte que las armas
   y el mal del enemigo.
   Guárdalo en la vigilia de tu pecho igual que a un centinela.
   Pero vela con él.
   Puede crecer en ti como la mordedura de la lepra; puede ser tu verdugo.
   ¡El inocente monstruo, el insaciable comensal de tu muerte!
    
   Olga Orozco


.
"Ahora que puedo amarte
yo voy a amarte de verdad,
mientras me quede aire, calor nunca te va a faltar,
y jamás volveré a fijarme en la cara de los demás.
Esa careta idiota que tira y tira para atrás".

de El fantasma de Canterville,
Charly García
.

"En un lugar en el que nunca he estado, felizmente más allá
de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil están las cosas que me cercan,
o aquellas que no puedo tocar porque están demasiado cerca

tu mirada más leve fácilmente puede descerrarme,
pese a que he cerrado mi ser como dedos,
vos me abrís siempre pétalo por pétalo, como la Primavera abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa

o, si es tu voluntad cerrarme, yo y
mi vida se cerrarán muy hermosamente, repentinamente,
como cuando el centro de esta flor imagina
la nieve descendiendo cuidadosamente en todas partes

Nada de lo que podemos percibir en este mundo se compara
con el poder de tu intensa fragilidad: cuya textura
me fuerza con el color de sus tierras,
mostrando muerte y eternidad con cada respiración

(no sé que hay en vos que se cierra
y se abre; sólo que hay algo en mí que entiende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas".

E.E Cummings


Fotos: Juan Bellagamba




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