martes, 25 de octubre de 2005

El ansia


Fui devorada
por un ansia insaciable,
vestida de alma gemela.
Mi alma corrió
la suerte de muchas otras
que deglute por noche.
Se entretiene buscando
lo que no existe.

Me hundió hasta el fondo y
padre de las tinieblas,
allí me dejó.

Yo era apenas
una vela encendida,
en el borde
de una noche cualquiera,

me sopló.

Ahora ando en las sombras,
entre todas sus sobras,
pero ciega.

No hay comentarios.: