jueves, 27 de octubre de 2005

Posesiones

Puedo adueñarme de tu boca con sólo imaginarla. Puedo incluso inventarla y hacerla decir cosas. No necesito saber de sus comisuras y bordes, sé perfectamente qué forma tienen, la guardo celosamente en mi memoria. De tu nariz de hebreo y tus pequeños ojos tengo restos guardados en un paquete de tela que llevo a todos lados. Pestaña por pestaña que has perdido, sin que vos lo notaras, yo he recogido. De tus sombras tupidas, negras y cortas me he apropiado hace tiempo. Es cierto y lo sabes, las suelo olvidar.
Me declaro acreedora indiscutible de tu frente y tu finísima pera. Orejas, uñas, manos, brazos, piernas y torso. Todo es mío porque lo recuerdo y lo puedo recrear cuando quiero. No tengo más que mandarlo y una figura que es tuya pero mía, se hace corpórea. Por supuesto sonriente y amadora.
Pero no hay nada que hacerle, falta algo. Inaprensible y necesario para no necesitarte sin tenerte, y entonces así dejar de odiarte. No puedo apropiarme de ese recuerdo, no puedo hacer uso de él, por más que reconozca el timbre al escucharla. Lo único que no puedo repetir en tu ausencia es tu voz, que es sólo tuya.

No hay comentarios.: